Mi gato tiene osteoartritis. Es esta una enfermedad muy frecuente en nuestros gatos pero hay que saber reconocerla.
Mi gato tiene osteoatritis. En el artículo anterior os hablamos acerca de la osteoartritis en los perros y cómo podíamos reconocerla. En el caso de los gatos es también una enfemedad frecuente pero cuesta más trabajo reconocerla.
Cuando un perro tiene un proceso doloroso en alguna de sus extremidades se suele presentar una cojera bastante aparente. Esto no ocurre en el caso de los gatos pues, por su forma de desplazarse y sus hábitos de vida, nos hace más difícil que podamos apreciar ese problema.
Nuestros gatos viven ahora más tiempo que hace unos años y esto, al igual que ocurre en los perros, da lugar a que aparezcan más enfermedades que pueden estar ligadas a la edad. Los procesos de osteoartritis son una de esas enfemedades que se presentan con más frecuencia en edades avanzadas, lo que no quiere decir que no se pueda presentar en animales jóvenes.
La osteoartritis felina es un proceso inflamatorio y degenerativo, crónico, que se produce en una o varias articulaciones de tipo sinovial de nuestros gatos. Se daña el cartílago articular y el hueso subyacente, a la vez que se inflama la membrana sibovial y la cápsula articular. Esto origina dolor de la articulación y altera la normal funcionalidad de la misma.
La osteoartritis suele ser secundaria a algún otro proceso que afecte a la articulación tales como anomalías en su conformación, traumatismos que afecten a la misma como fracturas o daños en ligamentos articulares ( luxaciones, desgarros y roturas ligamentosas), enfermedades infecciosas, etc.
Estos procesos que afectan a la articulación producen dolor en mayor o menor grado y, por lo tanto, la cojera de la extremidad afectada.
¿Cómo podemos notar que nuestro gato presenta dolor en alguna articulación? Como decíamos al principio, la manera de manifestar el dolor no es exactamente igual que en el caso de los perros. En los gatos de interior y que realizan desplazamientos cortos esto es complicado, salvo que se presente un dolor bastante severo. Pero aunque cueste trabajo apreciar una cojera también podemos fijarnos en otros signos que nos indican que nuestro gato puede estar padeciendo un cuadro doloroso.
Así podemos apreciar que nuestro gato permanece más tiempo recostado de lo que suele ser habitual en él. También puede evitar el subirse a los sillones u otros muebles a los que esté acostumbrado a subirse, llegando incluso en ocasiones de dolor grave a evitar entrar en el arenero a eliminar. Más signos que podemos notar cuando hay dolor es que coma menos o deje de comer, que no quiera que lo toquemos, pudiendo mostrarse agresivo. También podemos notar que nuestro gato busca sitios donde esté más tranquilo o que incluso se esconda para evitar ser molestado.
Cuando notemos algún signo de estos que hemos comentado debemos acudir a nuestro veterinario. Tras realizar un examen general de nuestro gato intentará localizar el origen del dolor y, si está localizado en alguna articulación, se procederá a un examen más riguroso de ella que, normalmente, conlleva la realización de estudios complementarios tales como radiografías opara ver el estado de la articulación dolorida.
Tal y como dijimos en el caso de los perros es posible que se requiera realizar otras pruebas más específicas tales como analíticas de sangre o de líquido sinovial si hay sospecha de origen infeccioso, inmune, etc.
En el caso de los gatos, como son animales difíciles de manejar cuando hay dolor, es frecuente que se deba proceder a sedarlos o anestesiarlos para poder realizar una buena exploración.
Una vez que se diagnostica el proceso que padece nuestro gato ya se procederá a instaurar el tratamiento pertinente, tanto médico como quirúrgico, si ello es preciso. Ya sabemos que los problemas de osteoatritis son crónicos y que seguirán evolucionando con el tiempo, por lo que tendremos que intentar ralentizar su avance y proteger la articulación dañada.
Además de los tratamientos que se instauren: antiinflamatorios no esteroideos, analgésicos, condroprotectores, etc., es preciso que nuestro gato tenga un muy buen control del peso corporal El sobrepeso somete a sus articulaciones a un mayor estrés que agravará el cuadro. Es por ello que debemos mantener una dieta muy estricta para mantener al gato en un peso óptimo. Además debemos facilitar que realice ejercicio suave, que es beneficioso para las articulaciones y control de peso.
Actualmente también se están utilizando con más frecuencia los factores de crecimiento y la terapia con células madre para este tipo de patologías.
Es muy importante que os quedéis con el dato de que muchos gatos padecen problemas articulares, sobre todo en edades avanzadas, y que muy pocos están diagnosticados de ello debido a sus peculiares de comportamiento y forma de expresar la presencia de dolor. Hasta hace relativamente poco tiempo se pensaba que los datos no padecían estos problemas y, a día de hoy, se sabe que sobre un 80% de los gatos de edades avanzadas los padecen. Por esto quizá deberían los propietarios de gatos tomar conciencia de la importancia de realizar chequeos geriátricos a sus mininos, aunque los encuentren aparentemente en buen estado, ya que pueden estar padeciendo, entre otras cosas, un problema de osteoartritis.
Más información sobre osteoartritis en nuestros animales
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Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) y de tuveterinario.info