Los perros pueden presentar «bultos» o tumoraciones en los pabellones auriculares, que a veces se presentan de forma aguda (de un día para otro) y otras ya llevan un tiempo establecidos antes de ir a consultar a nuestro veterinario.
Esas tumoraciones que se presentan en los pabellones auriculares pueden ser de varios tipos y así podríamos citar: bultos en la base de la oreja, más o menos grandes, que se desplazan bajo la piel ( suelen tratarse de lipomas benignos); masas que están asentadas en la misma epidermis, y no se desplazan. Pueden estar tanto en la cara convexa como en la cóncava y suelen tratarse de papilomas (benignos); bolsas de líquido en la parte cóncava del pabellón, que suele tratarse de un otohematoma (hematoma auricular); bolsa de líquido en la parte convexa del pabellón, que suele tratarse un absceso. Hay más tipos de «bultos» que pueden presentarse en esta localización, sobre todo otros tipos de neoplasias, pero las mencionadas suelen ser las que veo más frecuentemente en la clínica.
Como hemos visto, hay muchos tipos de bultos que pueden presentarse en las orejas de nuestros perros por lo que siempre va a ser imprescindible la exploración por parte de un veterinario para poder diagnosticar el proceso del que se trata y poder instaurar el tratamiento pertinente.
En el caso de las posibles neoplasias ( papiloma, lipoma, etc.), es interesante el extirparlas, no tanto por su potencial conversión en malignas sino debido a que pueden ulcerarse y sangrar cada vez que el perro se rasca, o también porque pueden crecer mucho y ocasionar problemas, a la par que dificultan la extirpación.
En el caso de los abscesos, la mayoría de las veces son debidos a mordeduras y hay que recurrir a limpiarlos (abrirlos y drenar el contenido infeccioso) e instaurar un tratamiento antibiótico y antiinflamatorio adecuado al caso para evitar la extensión de la lesión y que no afecte al cartílago pues puede acabar produciendo la deformación de la oreja.
En el caso del hematoma auricular u otohematoma, hay que investigar su origen. Hay quien piensa que se debe al traumatismo que se produce el perro al rascarse la oreja o sacudir la cabeza debido a un proceso de otitis (de diversa etiología), y hay quien piensa que se trata de un proceso de tipo autoinmune, con separación de la piel del cartílago al que está adherida. Al separarse se crea un espacio vacío y el cuerpo no permite que existan esos espacios vacíos y se produce un acúmulo de líquido serohemorrágico. Este proceso no es doloroso, lo que lo diferencia de un absceso (proceso infeccioso acompañado de inflamación), pero si no se pone remedio, que la mayoría de las veces requiere el drenaje y alguna técnica quirúrgica menor, puede producirse la retracción de la lesión y acaba deformando la oreja en mayor o menor grado según la extensión del otohematoma.
Como hemos visto, las causas de los bultos en las orejas de nuestros perros son muy variadas y los tratamientos, consecuentemente, también. Ante la presencia de algún bulto en nuestros perros y, concretamente, en los pabellones auriculares, debemos contactar con nuestro veterinario de confianza para que diagnostique y trate el problema lo antes posible y evite que aparezcan complicaciones, incluidas las estéticas, que muchas veces son irresolubles.
Ya sabéis que nosotros, en la Clínica Veterinaria OLIVARES de Granada, tenemos a vuestra disposición el servicio de urgencias las veinticuatro horas del día y el teléfono de consulta que aparece en nuestra página de la clínica.
Manuel Olivares, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES y de tuveterinario.info