Mi perro tiene una herida en el ano. Las heridas en la zona anal de nuestros perros son muy frecuentes y sus causas son variadas. Ocasionan mucho dolor y por ello hay que diagnosticar y tratar cuanto antes.
Mi perro tiene una herida en el ano. Las heridas en la zona anal de nuestros perros son un motivo frecuente de visita a la clínica. Las causas de su aparición son diversas y hay que diagnosticar cuál es exactamente el problema que tiene nuestro perro y así poder instaurar el tratamiento más oportuno y eficaz para resolverlo.
En muchas ocasiones nuestros perros sufren enfermedades que dan lugar a la aparición de heridas en el ano o en la zona anal. Entre estas enfermedades podemos citar las afecciones de los sacos anales, las afecciones de las glándulas circunanales y la presentación de fístulas perianales. Es también posible que puedan presentarse lesiones en estas zonas debido a traumatismos como puede ser en peleas o que aparezcan lesiones autoinducidas debido al picor o dolor en esa zona por otras causas.
En primer lugar vamos a comentar un poco acerca de esas enfermedades que hemos citado:
En relación a las fístulas perianales podemos decir que esta enfermedad consiste en la aparición de un proceso inflamatorio de tipo crónico, que va empeorando con el paso del tiempo y aparecen úlceras en la zona que evolucionan a fístulas, las cuales pueden llegar a tener varios centímetros de longitud y son muy profundas. Este proceso va a afectar a la zona del ano, lo que incluye ano, zona perianal y recto.
Cuando aparece este problema, el perro puede arrastrar la zona por el suelo; hay lamido contínuo de del área afectada; estreñimiento debido al dolor que se produce cuando el perro intenta defecar; presencia de sangrado tanto en las heces como en la zona afectada; mal olor tanto en la zona anal como en los rastros que pueda dejar el perro cuando arrastra la zona por el suelo. Es importante destacar que esta enfermedad se ve con mayor frecuencia en perros de raza pastor alemán, aunque también aparece en otras razas de tamaño mediano y grande. Parece que las razas más pequeñas se libran de padecer tan doloroso trastorno.
Estos síntomas pueden llevar a que, en un principio, los propietarios puedan confundirse y creer que su perro tiene un problema en los sacos anales, sobre todo si ya los ha padecido con anterioridad.
Cuando nuestro perro presenta sintomatología como la que hemos enumerado debemos acudir a nuestro veterinario para que, tras explorar al perro, llegue al diagnóstico del proceso que le afecta e instaure el tratamiento pertinente.
Antiguamente el tratamiento de estas afecciones se hacía mediante el uso de antiinflamatorios, antibióticos,antifúngicos, pomadas cicatrizantes y, como último recurso, cirugía.
Como parece que el origen de esta afección es de tipo inmunológico, el tratamiento que actualmente se instaura es a base de inmunosupresores, medicamentos que sólo puede prescribir el veterinario y además llevar un seguimiento para ver la evolución del caso pues habrá que modificar las dosis o cambiar la medicación según sea esa evolución. Junto con esto solemos instaurar una dieta con alimentos hipoalergénicos debido a esa naturaleza inmunológica que tiene el proceso. Hoy en día también se está empezando a utilizar el tratamiento de esta enfermedad mediante el uso de la luz pulsada.
Es importante saber que se trata de un proceso crónico y que como tal debemos tratarlo. Hay perros que se curan por completo pero en bastantes casos, a pesar de una curación de las lesiones, estas recidivan al finalizar el tratamiento por lo que se debe llevar un seguimiento contínuo de tales procesos.
En relación a los problemas en los sacos anales podemos comentar lo siguiente: los sacos anales son unas estructuras glandulares localizadas junto al ano. Si el ano fuese una esfera de reloj podríamos situar estas estructuras en las posiciones de las cinco y las siete horas.
Las glándulas que componen estas estructuras producen un contenido que se elimina por un conducto que desemboca en el ano y que suele evacuarse cuando el perro defeca. Por este motivo, si no hay alteración en los sacos anales, el propietario muchas veces ni sabe de su existencia.
Cuando estas estructuras se afectan debido a procesos de compactación de su contenido, inflamación, infección o una neoplasia de los mismos, hay dolor y molestia en la zona que se va a manifestar, inicialmente, con el lamido excesivo de la zona y el arrastre de la zona anal por el suelo.
En los procesos infecciosos el contenido no puede evacuarse con normalidad y hay gran inflamación y dolor en la zona, que se ve aumentada de tamaño y muy enrojecida. Conforme avanza el proceso se puede apreciar una zona como una ampolla sanguinolenta que acaba abriéndose, originando una fístula por la que se libera el contenido.
Cuando la inflamación está activa y el contenido se acumula sin poderse evacuar hay bastante dolor en la zona y suele acompañarse de un estado febril del perro afectado que, aunque parezca raro, mejora cuando se abre y sale el contenido, que suele tener un aspecto purulento mezclado con sangre.
Si en alguna ocasión notamos esos síntomas en nuestro perro ( arrastar el ano por el suelo, lamerse mucho la zona anal, tener dificultad para defecar, etc.), debemos acudir a nuestro veterinario. Esto es importante pues, por ejemplo, mucha gente confunde el problema en los sacos anales con afecciones de las glándulas perianales, estructuras distintas y cuyos procesos y tratamientos también varían sustancialmente.
En la clínica el veterinario explora la zona y normalmente se llega a un rápido diagnóstico del proceso. Se procede a evacuar el contenido del saco o sacos afectados (suele ser un proceso unilateral) y, en ocasiones, hay que abrir un poco la piel por la zona que está más debilitada para facilitar el vaciado del contenido. Después se instaura un tratamiento antibiótico y antiinflamatorio así como se aconseja un lavado de la zona hasta su completa curación.
Cuando estos procesos son recurrentes en ocasiones se recurre a la canalización de los conductos para inflitrar el tratamiento en el interior del saco afectado. En otras ocasiones es preciso incluso recurrir a la cirugía para extirpar los sacos anales, algo que se hace sólo en contadas ocasiones. Cuando hay sospecha de un proceso neoplásico hay que recurrir a realizar una biopsia y según el resultado recurrir al tratamiento quirúrgico, quimioterápico, etc. pertinente para el tipo de tumor.
En muchas ocasiones vienen perros a la clínica para que, de forma preventiva, se les limpien los sacos anales aunque en esos momentos no estén dando ningún problema. A mí particularmente no me gusta abusar de esas prácticas pues, en ocasiones, pueden ser la causa de que aparezca el problema en vez de evitarlo.
En relación a las glándulas circunanales, estas se encuentran alrededor del ano y pueden sufrir tanto inflamación como procesos neoplásicos y puede aparecer inflamación y picor anal, nodulaciones y ulceración de las mismas. El tratamiento va a depender del proceso que haya afectando a dichas glándulas.
Aprovechamos para recordaros que en la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) ponemos a vuestra disposición nuestro Servicio de Urgencias 24 horas, así como el teléfono de consulta que aparece en nuestra página (tuveterinario.info), también operativo las 24 horas para que podáis solucionar todas las dudas que os surjan sobre este o cualquier otro tema relacionado con la salud y cuidados de vuestros animales.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) y de tuveterinario.info