Reanimación cardiopulmonar en perros. Otras maniobras que pueden salvar la vida de nuestros perros.
Reanimación cardiopulmonar en perros. Se trata de unas maniobras que podemos realizar mientras nuestro perro es atendido por un veterinario. Con esto podemos estar salvando la vida de nuestros queridos compañeros.
Ya hablamos en artículos anteriores sobre la maniobra de Heimlich, esa que realizábamos cuando nuestro perro tenía un objeto obstruyendo sus vías respiratorias. Pues en esos casos, cuando se ha llegado a producir una parada respiratoria o cardiorespiratoria, debemos actuar con inmediatez para evitar que se produzca la muerte de nuestro perro.
Hay más circunstancias en las que se puede producir una parada cardiorespiratoria, tales como por ejemplo: una electrocución al mordisquear algún cable eléctrico, traumatismos craneoencefálicos, ahogamiento en piscinas, ríos, etc.
En tales circunstancias lo primero que debemos hacer es comprobar si hay respiración y si hay latido cardiaco. Para saber si nuestro perro respira se debe observar la caja torácica para apreciar si hay movimiento. También podemos acercar nuestra cara a su hocico para apreciar si hay aliento o, tal y como habremos visto en numerosas películas, acercar un espejito para ver si se empaña.
Para verificar si hay latido cardiaco debemos poner la oreja sobre el tórax del perro para escuchar los latidos del corazón. También debemos ver si hay pulso y eso se aprecia poniendo los dedos en la cara interna del muslo, por donde pasa la arteria femoral.
Si el perro no respira pero hay latido cardiaco debemos realizar la respiración boca a boca. Si no hay latido es cuando debemos realizar la maniobra de reanimación cardiopulmonar.
Tanto para realizar la respiración boca a boca como para la maniobra de reanimación cardiopulmonar colocaremos a nuestro perro tumbado de lado, sobre el costado derecho, con lo que el corazón queda más cercano a la zona del masaje. Extenderemos la cabeza del perro hacia atrás intentando que haya una buena alineación de las vías aéreas.
En el caso de los perros de tamaño grande cogemos el hocico del animal e insuflamos con nuestra boca directamente en las fosas nasales. Podemos apreciar que lo hacemos correctamente cuando vemos el movimiento de expansión de la caja torácica.
En el caso de los perros pequeños y miniatura debemos cubrir completamente su hocico con nuestras manos e insuflar el aire. En estos animales hay que tener más cuidado con la presión con la que inhalamos el aire y la cantidad. También debemos apreciar los movimientos de la caja torácica.
Las compresiones que debemos realizar en el tórax para estimular el funcionamiento cardiaco se realizan de la siguiente forma: ponemos las palmas de nuestras manos entrelazadas sobre el tórax del perro, en la zona donde el codo contacta con el tórax. Con los brazos extendidos realizamos compresiones en la zona, como dejando caer nuestro cuerpo, sin doblar nuestros brazos.
Ahora hay que realizar la maniobra conjunta, tanto las respiraciones como las compresiones torácicas. ¿Con cuánta frecuencia realizamos cada una de ellas? En el caso de los perros grandes podemos realizar cinco respiraciones cada quince compresiones. En el caso de los perros pequeños podemos hacer tres respiraciones cada diez compresiones.
Una vez que apreciamos que nuestro perro recupera el latido espontáneo de su corazón y que respira por sí solo ya podemos dejar de realizar la maniobra. Si pasado un tiempo prudencial, que podemos estimar en unos veinte minutos, no hay recuperación, debemos abandonar la maniobra pues sería muy raro que consiguiéramos recuperar ya a nuestro animal. Lo ideal sería que mientras hacemos esta maniobra se pudiese contactar con nuestro veterinario para que nos asesore y esté al tanto de nuestra llegada a la clínica para que sea allí donde se proceda a realizar una maniobra de resucitación avanzada si es el caso o, si hemos conseguido recuperar nosotros a nuestro perro, se le realice un estudio y quede en observación para ver su evolución y descartar posibles complicaciones.
Estas son situaciones difíciles para los dueños ya que, a veces, cuesta reaccionar cuando a nuestro perro le pasa algo así. Es importante mantener la calma y , si es con la ayuda de nuestro veterinario, mejor, pero si no es el caso, proceder nosotros con esta maniobra. Puede ser que nos de miedo romperle a nuestro perro alguna costilla o causarle algún daño interno al realizar estas maniobras pero, lo que sí es seguro, es que nuestro perro morirá si no nos ponemos manos a la obra.
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Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) y tuveterinario.info