¿Cómo sé si mi perro siente dolor?
¿Cómo sé si mi perro siente dolor? Muchos de nuestros perros sufren dolor en diversos grados pero, en ocasiones, nos pasa desapercibido o no sabemos cómo identificarlo.
¿Cómo sé si mi perro siente dolor? Comentábamos en el artículo anterior, en relación al dolor en los gatos, que en muchas ocasiones no nos damos cuenta o no sabemos identificar que nuestro perro está padeciendo dolor. El dolor puede afectar a muchas partes de la anatomía y según la zona afectada se puede manifestar de diversas formas, pero siempre hay unas características más o menos comunes que debemos reconocer.
Podíamos describir el dolor como una sensación molesta más o menos intensa, localizada en alguna parte del cuerpo, asociada a un daño tisular real o potencial que resulta de la estimulación de terminaciones nerviosas sensitivas y que contribuye a la supervivencia pues informa sobre amenazas tanto internas como externas que pueden poner en peligro la vida.
El dolor puede clasificarse de varias formas. Así podemos citar el dolor agudo y el dolor crónico. El dolor agudo es debido a un daño tisular, tanto somático (piel, músculo, huesos, tendones, ligamentos) como visceral (en vísceras y órganos internos) y es el de más común presentación y más fácil de apreciar. Este tipo de dolor es el que se produce, por ejemplo en los traumatismos o en las intervenciones quiúrgicas y desaparece con la curación del tejido dañado.
El dolor de tipo crónico es un dolor que persiste más tiempo, superior a un mes tras haberse producido el daño del tejido y es un dolor que se mantiene a pesar de que el tejido ya haya sanado. Este tipo de dolor suele ser la manifestación de una enfermedad crónica tal como puede ser, por ejemplo, la osteoartritis.
Otro tipo de dolor que podemos encontrarnos es el dolor referido y es un dolor debido a una afección visceral pero que se manifiesta en una región distinta del organismo. Todos conocemos de forma directa o por verlo en infinidad de películas el dolor que aparece en problemas tales como el infarto de miocardio, por ejemplo. El dolor no se manifiesta en el corazón sino que que aparece en el tórax y se irradia por hombro y brazo izquierdos. Esto se debe a la forma de conducirse estos estímulos.
Otro tipo de dolor que podemos citar es el dolor neuropático, que podríamos decir que es un dolor patológico y cuya causa preponderante es una afección del sistema nervioso. Un ejemplo muy típico de este tipo de dolor es el conocido como el «síndrome del miembro fantasma» y consiste en que la persona que sufre la amputación de un miembro puede tener sensibilidad que proviene de alguna zona del miembro amputado y parece que se debe a la presencia de actividad en las terminaciones nociceptivas del nervio que ha sido seccionado. Este tipo de dolor también se puede manifestar en nuestros perros y por ello hay que estar al tanto en los perros que, por cualquier motivo, sufran la amputación de algún miembro, rabo, etc.
¿Cómo podemos notar que nuestro perro siente dolor en alguna parte? El dolor es un síntoma importante y muy característico de multitud de procesos que pueden afectar a nuestros perros. El dolor se puede manifestar en forma de gemidos, aullidos, adopción de diversas posturas, etc. Cada perro, igual que cada persona, puede ser más o menos sensible al dolor. Es habitual que en la clínica nos encontremos con perros que no se inmutan al vacunarlos y otros que, en la misma situación, ladran y gimen como si se les estuviese acercando un hierro al rojo vivo.
Nos encontramos con signos inespecíficos de dolor tales como que el perro permanece tumbado más tiempo del normal y sólo se mueve lo justo para comer algo, beber o realizar sus eliminaciones ( a veces ni eso); permanece abatido y con las orejas agachadas y rehuye el contacto con sus dueños (a veces reacciona de forma agresiva cuando se le molesta); hay disminución o pérdida completa de las ganas de comer; etc.
Podemos encontrarnos con animales que no quieran subir escaleras o saltar a sitios tal y como harían normalmente y esto se debe, por ejemplo, a dolor en la columna vertebral, cadera, algún miembro, etc.
Puede haber aullidos de dolor en alteraciones tales como las hernias discales, dolor espástico en digestivo, fracturas, espigas en oídos, etc.
Los perros pueden adoptar determinadas posturas que minimicen el dolor que padecen en alguna zona tales como mantener la cola baja en dolor en la región anal y perianal; cuello inmóvil si hay dolor en la región cervical (tortícolis, hernias discales, etc.)
También nos podemos encontrar con autolesiones en extremidades o en la cola debido a procesos que cursan con dolor o con picor o parestesia de esas zonas.
En cuanto a dolor en vísceras internas podemos encontrarnos con la presencia de abdomen en tabla ( el perro tensa los músculos abdominales como reacción a la palpación debido al dolor en alguna víscera); también puede adoptar la postura de esfinge ante dolor de tipo digestivo, etc.
Hay muchas otras formas de manifestar dolor, siempre según la zona afectada ( prolapso del tercer párpado, ojos cerrados, lagrimeo, etc. en dolor de tipo ocular o de estructuras anejas), cojera ante dolor en alguna extremidad; cabeceo ante dolor de oídos, etc.
Ante esta batería de síntomas que hemos comentado debemos consultar con nuestro veterinario para realizar un examen de nuestro perro y poder localizar el foco del dolor. Una vez que se localiza la fuente del dolor hay que ver cuál es el problema (realizamos un estudio diagnóstico del caso) y luego procederemos a tratar tanto la causa del dolor como el dolor en sí.
NO debemos de olvidar que el estrés y el miedo pueden intensificar el dolor y también ocultarlo. Así es frecuente encontrarnos en la clínica con perros que se ponen a gritar nada más tocarlos, ponerles el termómetro, pelarlos para realizar una extracción de sangre, etc. En otros casos nos encontramos con perros que parecen no inmutarse a pesar de padecer lesiones tan dolorosas como fracturas óseas.
Cada tipo de dolor tiene un tratamiento distinto. No es igual un dolor agudo que uno crónico. No es igual un dolor somático que un dolor visceral o uno neuropático. También hay que tener en cuenta la edad y estado de salud del perro así como de los posibles medicamentos que esté tomando para tratar cualquier otra enfermedad ya que esto puede hacer que haya que cambiar tanto el medicamento que se está utilizando como modificar la dosis o su pauta de administración.
En resumen, cada caso requiere un tratamiento individualizado tanto en el o los medicamentos a usar, las dosis de los medicamentos y la duración del tratamiento. Esto sólo puede hacerlo el veterinario llevando un seguimiento de la evolución del caso y así poder retirar, modificar medicamentos, dosis o duración del mismo.
Queremos recordaros que en la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) tenemos a vuestra disposición nuestro Servicio de Urgencias 24 horas, así como el teléfono de consulta que aparece en nuestra página (tuveterinario.info), también operativo las 24 horas para que podáis consultar vuestras dudas sobre este o cualquier otro tema relacionado con la salud y cuidados de vuestros animales.
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) y de tuveterinario.info