Tengo que anestesiar a mi gato.
Tengo que anestesiar a mi gato. La anestesia es una práctica que se realiza con mucha frecuencia en la clínica y todavía sigue ocasionando mucha ansiedad y miedo en los cuidadores de animales, en este caso, de gatos.
Tengo que anestesiar a mi gato. La anestesia es una práctica muy habitual en la clínica de pequeños animales y está rodeada de una serie de mitos y leyendas urbanas que hacen que los cuidadores de los gatos le tengan miedo y que, incluso, no realicen ciertos tratamientos importantes tales como, por ejemplo limpiezas de boca, debido a ese miedo.
La sedación de un gato, o su anestesia, son prácticas que se realizan de forma rutinaria en la clínica para ayudar en el manejo, diagnóstico y tratamiento de multitud de enfermedades.
Hay muchos animales que, por su carácter ( miedosos, nerviosos, agresivos) y, sobre todo, si están doloridos, es muy difícil el poder manejarlos sin recurrir a su tranquilización. Podemos poner el ejemplo de un gato con una fractura reciente en una extremidad debido a que se ha caído de un balcón. Tanto si ya de por sí tiene un carácter que dificulta la exploración, como debido al dolor que padece por la fractura, en muchas ocasiones es imposible realizar una buena exploración de la zona de fractura así como la realización de radiografías y, por supuesto, la resolución de la fractura .
Con la sedación de un paciente no sólo se facilita el manejo del mismo sino que, además, se reduce el estrés que padece el animal y evita que el daño tisular pueda agravarse.
En ocasiones llegan animales con cuadros respiratorios severos de intensa disnea, como puede ser el caso de un cuadro grave de asma felina, y una de las medidas que se adoptan es el de sedar al animal ya que de esa forma se mejora la respiración al controlar la ansiedad que tal cuadro le está produciendo.
Hay procedimientos que requieren la sedación o anestesia de un gato para poderlos realizar y que nos puede parecer excesivo, pero hay que tener en cuenta que un gato no sabe que debe estarse quieto, por ejemplo, para hacerle una radiografía (y más si es de una fractura), realizar punciones para mielografías, tratamientos de derrames torácicos, realizar un TAC o una resonancia magnética, etc.
En el caso de intervenciones quirúrgicas, qué podemos decir. En ellas se debe controlar perfectamente el dolor y el estado de consciencia del animal para realizar la intervención con el máximo de seguridad posible ocasionando al paciente el menor daño tisular, dolor y estrés posible. Aunque pueda parecer extraño, el dolor y el estrés dificultan y retrasan tanto la recuperación del paciente tras la intervención como la curación de la misma.
A día de hoy se utilizan distintos tipos de anestesia, los cuales dependerán de una serie de variables tales como la especie del paciente, raza (en este caso si el gato es braquicéfalo, por ejemplo), edad, sexo, tipo de patología, enfermedades concurrentes, apetencias del cirujano y del anestesista, etc.
En la clínica estamos acostumbrados a escuchar frases del tipo: «¿le pasará algo a mi gato con la anestesia?», «¿cuánta anestesia le van a poner?», «sé de un gato que se murió porque le pusieron anestesia de más», «le pondrán anestesia inhalatoria, que es la mejor, ¿no?», «con las pruebas de anestesia ya no hay peligro, ¿no?», «le pondrán poca anestesia, ¿no?», etc., etc.
Cuando debemos proceder a sedar o anestesiar un gato, siempre hay un riesgo implícito en tal acto pero, no olvidemos que también lo hay cuando vacunamos o utilizamos algún medicamento. Siempre puede haber alguna reacción anómala a un medicamento y, los sedantes, analgésicos y anestésicos son también productos de este tipo.
Siempre que se usa un producto para prevenir, diagnosticar o tratar a un animal enfermo se hace sabiendo que el beneficio que obtenemos con su uso es muy superior que el riesgo potencial que entraña su uso. A día de hoy la anestesia está muy evolucionada y se usan unas pautas muy controladas y que minimizan mucho el riesgo de tales actos.
Antes de proceder a anestesiar a un paciente se le hace un reconocimiento y un control preoperatorio para ver el estado en el que se encuentra el paciente y si hay alguna patología que nos haga aplazar temporalmente el acto quirúrgico o utilizar una determinada técnica anestésica que esté más acorde con el estado del paciente.
Hay un dicho que reza: » No existe una anestesia buena sino un buen anestesista». Esto quiere decir que la anestesia no depende sólo de la técnica empleada sino que es muy importante el saber emplearla y estar habituado a ella, contando con todos los medios de control que ayudan a vigilar el estado del paciente mientras está anestesiado y mientras se recupera de dicha anestesia.
Existen diversos tipos de anestesia como puede ser la anestesia intravenosa, dentro de la cual también hay varios tipos de anestésicos que se pueden utilizar; también tenemos la anestesia inhalatoria, donde también nos encontramos con varios productos para su realización; otro tipo es la anestesia epidural, algo que suelen conocer más las mujeres pues se suele utilizar mucho cuando se desencadena el parto; también podemos citar la anestesia local y la anestesia locoregional. En todas estas modalidades de anestesia hay a su vez diversas combinaciones de productos para su realización y son el cirujano y el anestesista quienes van a optar por la utilización de un método o un determinado producto dependiendo de las circunstancias concretas de cada caso.
La anestesia es un procedimiento al que no debemos tener miedo, pero sí respeto. Con esto quiero decir que cuando nuestro veterinario nos dice que debe proceder a sedar o anestesiar a nuestro gato debido a que es necesario para resolver su problema, debemos pedir que nos explique el por qué debe hacerlo y las ventajas de su realización y riesgos potenciales. Debemos quedarnos tranquilos y satisfechos con las explicaciones que nos faciliten y tener claro que era necesario hacerlo.
Actualmente los riesgos de la anestesia, con una buena técnica en manos experimentadas, son muy bajos en relación con el beneficio que obtenemos para la salud de nuestros animales. Tal y como decía más arriba no existe el riesgo cero ( y quien lo diga nos está engañando), pero no debemos ponernos a temblar cada vez que escuchamos la palabra ANESTESIA y confiar en el buen hacer de nuestro veterinario cuando nos diga que debe recurrir a ella para explorar, diagnosticar o tratar a nuestra querida mascota
Queremos recordaros que en la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) tenemos a vuestra disposición nuestro Servicio de Urgencias 24 horas, así como el teléfono de consulta que aparece en nuestra página (tuveterinario.info), también operativo las 24 horas para que podáis consultar vuestras dudas sobre este o cualquier otro tema relacionado con la salud y cuidados de vuestros animales
Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) y de tuveterinario.info