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Tengo que sacrificar a mi perro.

Tengo que sacrificar a mi perro.

Tengo que sacrificar a mi perro.

Tengo que sacrificar a mi perro. Desgraciadamente en alguna ocasión tenemos que hacerle frente a esta experiencia.

Tengo que sacrificar a mi perro. Muchos de los que tenemos animales de compañía, entre ellos perros, gatos y animales exóticos, tendremos que plantearnos en algún momento esta dolorosa cuestión.

El tema del sacrificio de los animales es bastante delicado pues va a depender de diversos factores que, en su conjunto, nos llevan a plantearnos dicho sacrificio.

Nosotros, como veterinarios, vivimos esta situación con bastante frecuencia y ello hace que nuestra experiencia en el tratamiento de esas situaciones pueda servir para orientar a los propietarios de animales y ayudarles a tomar ciertas decisiones por muy dolorosas que puedan sernos.

Obviamente hay muchas situaciones en las que se puede plantear el sacrificio humanitario de un animal, en este caso, de nuestro perro. Puede ser que haya alcanzado una edad en la que sus órganos han llegado a un límite y ya no podamos hacer nada para solucionar una enfermedad incurable.

En otras ocasiones nuestro perro puede sufrir un accidente tal como un atropello y las lesiones sean mortales por mucho que intentemos hacer por salvar su vida.

Hay casos en los que nos hacemos con un cachorrito y al poco de tenerlo empiezan a manifestarse síntomas de alguna enfermedad hereditaria que no tenga cura y que va a desembocar en la muerte de nuestro perrito de forma ineludible.

En otras ocasiones nos encontramos con enfermedades o tratamientos que requieren gastos muy elevados y hay propietarios a quienes les es imposible asumirlos.

Perros con problemas graves de comportamiento ( por ejemplo con problemas de agresividad hacia las personas o con agresividad depredadora) que no responden a un tratamiento etológico con suficientes garantías para la integridad física de quien convive con ellos, sobre todo si hay niños pequeños.

A parte de estas situaciones hay muchas más en las que puede ser que tengamos que plantearnos el sacrificio de nuestro querido compañero. Esta es una decisión muy difícil de tomar y muchos de los que tenéis animales nos hacéis esta pregunta: » ¿Qué harías en mi lugar?». En nuestra clínica somos de la opinión de que cada caso es único e irrepetible. Cada dueño tiene una relación, que para él es única, con su mascota. Cada caso se debe plantear de una forma distinta.

Sí que intentamos hacer comprender de forma muy clara cuál es la situación a la que nos enfrentamos. No podemos engañarnos pues hay una cosa que hay que tener muy clara. Es ta es una situación que genera mucho sufrimiento y debe resolverse cuanto antes.

Debemos hacernos a la idea de que nuestro perro es eso, un perro. Eso sí, es un perro muy especial pues lo queremos como a un miembro más de nuestra familia. Cuando digo que se trata de un perro me refiero a que por muchos mimos que le demos, por mucho cariño que reciba, va a seguir siendo un perro y no una persona. Cuando llegan determinadas circunstancias como son una enfermedad terminal, enfermedad incurable, atropello, etc., circunstancias que van a hacer que nuestro perro no tenga CALIDAD DE VIDA, puede ser que llegue el momento de plantearnos su sacrificio. NO debemos de olvidar que cuando hablamos de calidad de vida nos referimos a la de nuestro perro pues, aunque muchas veces nos olvidamos de ello, nuestro querido amigo es un perro y tiene unas necesidades que no son como las nuestras.

Un perro que sufra dolores intratables; un perro de edad avanzada que no puede desplazarse y que tiene lesiones dermatológicas por apoyo o por orinarse o defecar donde está tumbado; un perro con fallo renal que no consigue remontarlo; perros con procesos neoplásicos inoperables que causen dolor o malestar grandes y que no tenemos opción de tratar o  de operar; perros con problemas neurológicos severos e incontrolables; y un largo etc. que hacen que nuestro perro, con el que llevamos conviviendo más o menos tiempo, no tenga una calidad de vida aceptable.

Debemos pensar que los animales que conviven con nosotros, si estuviesen en condiciones de libertad, ante situaciones como las que he descrito más arriba habrían muerto sin excepción debido a que los animales enfermos, los que no se pueden desplazar, etc. no pueden alimentarse pues no pueden buscar alimento y tampoco pueden defenderse frente a agresiones.

Mientras nuestros perros tengan una calidad de vida aceptable y nosotros también, siempre podemos ayudarles en todo lo que podamos, pero si ya no tienen calidad de vida y nosotros no podemos estar pendientes de ellos de forma constante, es el momento de plantearse que dejen de sufrir.

Ciertamente, como decíamos al principio, cada caso es único. Cada persona piensa de una forma; cada persona acepta el dolor de una manera; cada persona tiene unas creencias; cada persona quiere a su perro más que ningún otro. La decisión de sacrificar a nuestro perro duele mucho y eso puede retrasarla un tiempo que no consigue que la enfermedad de nuestro perro mejore ni que mitigue el dolor o el miedo que nos produce el tener que tomarla.

Decía antes que los veterinarios estamos acostumbrados a pasar por estas situaciones, pero también las hemos vivido con nuestros animales y por eso conocemos muy bien la dificultad y el dolor que entraña tomar la decisión de sacrificar a nuestros queridos compañeros. A nosotros nos duele el separarnos de ellos pero es importante pensar que nos va a doler tanto si pasa hoy como si pasa en una semana, pero lo que debemos pensar es que por no sufrir nosotros no debemos prolongar el sufrimiento innecesario de a quien tanto hemos querido y tanto nos ha dado. Pasaremos una situación de duelo muy similar a la que se pasa cuando nos deja un ser querido y ello es normal pues el cariño lo da la cercanía, el compartir los momentos de la vida y eso es algo que hacemos con nuestros animales. Puede que a quien no tenga animales les parezca una tontería y muchos nos avergonzamos de que nos vean llorar por la pérdida de nuestra mascota, sobre todo si tenemos que tomar la decisión de sacrificarla pero eso es algo muy personal y que viene a demostrar esa intensa relación que ha habido con nuestro perro quien, por supuesto, seguro que nos ha aportado más que muchas personas con las que nos hemos cruzado a lo largo de nuestra existencia.

Una vez que se decide sacrificar humanitariamente a nuestro gato podemos hacer varias cosas. Lo ideal y lo que está legislado, es dejar a nuestro gato en la clínica para que se proceda a su incineración a través de las distintas empresas que facilitan estos servicios. Tras la incineración existe la posibilidad de que estas empresas nos entreguen las cenizas de nuestro querido gato o que sea la misma empresa la que se haga cargo de su eliminación. Hay quien tiene alguna parcela de tierra y quiere enterrar ahí a su mascota pero, recordamos, lo legal es proceder a la incineración.

Bueno, este artículo se me ha hecho un poco largo pero se debe a la dificultad de tratar este delicado tema y que espero que os sirva de ayuda a todos los que tenéis animales y que, en algún momento, puede ser que tengáis que plantearos esto. Lo que sí os digo es que busquéis ayuda en vuestro veterinario para que, viendo todas las circunstancias que rodean esa situación, os pueda orientar a la hora de tomar la decisión más correcta.

Aprovechamos para recordaros que en la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) ponemos a vuestra disposición nuestro Servicio de Urgencias 24 horas así como el teléfono de consulta que aparece en nuestra página (tuveterinario.info), también operativo las 24 horas y donde podéis consultar todas las dudas que os surjan sobre este o cualquier otro tema relacionado con la salud y cuidados de vuestros animales.

Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) y de tuveterinario.info

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