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Lavado y cepillado de nuestros perros y gatos

Esta es una de las preguntas más frecuentes que nos hacen en la clínica: ¿cada cuánto tiempo puedo lavar a mi perro o a mi gato? Estamos acostumbrados a escuchar varias respuestas a ello. Que si una vez al mes; que si dos veces al año; o, incluso, una vez al año.

La respuesta que yo suelo dar a mis clientes es que se debe lavar a nuestra mascota cuando sea preciso, pero siguiendo unas normas. La epidermis del perro, por ejemplo, se renueva cada tres semanas aproximadamente. Quiere esto decir que se van desprendiendo las células muertas y su lugar se ocupa por otras, además de la renovación constante de la protección ofrecida por las secreciones de las glándulas sebáceas y sudoríparas.

Cuando abusamos de los baños con jabones o champús no adaptados a nuestro animal en concreto, corremos el riesgo de dañar esta capa protectora de la piel, acelerar el recambio epidérmico, etc., dando lugar a la aparición de procesos de descamación (caspa), piel excesivamente grasa, reseca, pelo sin brillo, o que faciliten la aparición de procesos infecciosos e incluso alérgicos

Por esto es por lo que aconsejamos el uso de champús adecuados a cada caso, siempre lo más suaves posible y adaptados al pH de la piel de nuestra mascota. Con esto conseguimos lavar el pelo y proteger la integridad de la capa protectora de la piel.

Hay champús adecuados para su uso en pelo corto o pelo largo; champú para piel seca o para piel grasa; champú para pieles sensibles ( animales con alergias), etc. A parte de estos, encontraremos también otros que son exclusivos de ciertas razas, pero que no excluye su uso en otras.

Muchas veces entramos en un círculo vicioso de lavado de nuestros animales debido a la presencia de mal olor en su piel. Como huele, le damos un baño con cualquier champú; como a los pocos días vuelve a oler, lo volvemos a bañar; y así indefinidamente. Este círculo podemos detenerlo estudiando a qué se debe el mal olor de la piel y, una vez se sepa la causa, recomendar el uso de un champú, fisiológico o de tratamiento para una enfermedad de la piel, que se usará con la frecuencia que recomiende el especialista veterinario. A veces hay que lavar a nuestros animales durante una temporada cada dos días y luego se van espaciando los lavados según mejora el problema.

A veces hay que utilizar, por el tipo de pelo de nuestras mascotas, acondicionadores, suavizantes, etc. Se pueden utilizar pero siempre que usemos los adecuados.

Debemos recordar que ciertos champús pueden llevar antiparasitarios u otros productos terapéuticos y siempre debemos usarlos en los animales para los que estén destinados ya que podemos encontrarnos con un animal gravemente intoxicado debido a un uso inadecuado. Recordad que hay animales, como es el caso del gato, que se limpian lamiéndose. Si lo hemos lavado con un champú inadecuado y, encima, no lo hemos enjuagado bien, corremos el riesgo de provocar una intoxicación que puede ser muy grave.

Junto al lavado no debemos olvidarnos del cepillado de nuestros animales. A parte de conseguir desenredar el pelo, conseguiremos el arrastre de las células de descamación, masajear la piel y airearla con lo que redundará en un buen estado sanitario e higiénico de la piel.

Hay muchos cepillos para peinar a nuestros animales y se deben utilizar según el tipo de pelo que tengan. Así, por ejemplo, no deberíamos usar un cepillo de largas púas de alambre para cepillar a un pinscher miniatura pues le arañaríamos la piel predisponiéndolo a infecciones. En el caso de animales poco cooperadores a la hora del cepillado podemos utilizar las manoplas que llevan incorporado el cepillo y así, a la vez que acariciamos a nuestra mascota, le estamos dando un cepillado agradable para ella.

La salud de la piel es importante para la salud general de nuestros animales.

 

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