Reanimación cardiopulmonar en gatos.Al igual que la maniobra de Heimlich, estas otras maniobras pueden salvar la vida de nuestros gatos.
Reanimación cardiopulmonar en gatos. Se trata de unas maniobras que podemos realizar mientras nuestro gato es atendido por un veterinario. Con esto podemos estar salvando la vida de nuestros queridos compañeros.
Ya hablamos en artículos anteriores sobre la maniobra de Heimlich, esa que realizábamos cuando nuestro gato tenía un objeto obstruyendo sus vías respiratorias. Pues en esos casos, cuando se ha llegado a producir una parada respiratoria o cardiorespiratoria, debemos actuar con inmediatez para evitar que se produzca la muerte de nuestro gato.
Hay más circunstancias en las que se puede producir una parada cardiorespiratoria, tales como por ejemplo: una electrocución al mordisquear algún cable eléctrico, traumatismos craneoencefálicos, ahogamiento en piscinas, ríos, etc.
En tales circunstancias lo primero que debemos hacer es comprobar si hay respiración y si hay latido cardiaco. Para saber si nuestro gato respira se debe observar la caja torácica para apreciar si hay movimiento. También podemos acercar nuestra cara a su hocico para apreciar si hay aliento o, tal y como habremos visto en numerosas películas, acercar un espejito para ver si se empaña.
Para verificar si hay latido cardiaco debemos poner la oreja sobre el tórax del gato para escuchar los latidos del corazón. También debemos ver si hay pulso y eso se aprecia poniendo los dedos en la cara interna del muslo, por donde pasa la arteria femoral.
Si el gato no respira pero hay latido cardiaco debemos realizar la respiración boca a boca. Si no hay latido es cuando debemos realizar la maniobra de reanimación cardiopulmonar.
Tanto para realizar la respiración boca a boca como para la maniobra de reanimación cardiopulmonar colocaremos a nuestro gato tumbado de lado, sobre el costado derecho, con lo que el corazón queda más cercano a la zona del masaje. Extenderemos la cabeza del perro hacia atrás intentando que haya una buena alineación de las vías aéreas.
En el caso de los gatos debemos cubrir completamente su hocico con nuestras manos e insuflar el aire. En estos animales hay que tener más cuidado con la presión con la que inhalamos el aire y la cantidad para intentar no dañar los pulmones al hiperinsuflarlos. Notaremos que estamos realizando bien la maniobra si podemos apreciar los movimientos de la caja torácica.
Las compresiones que debemos realizar en el tórax para estimular el funcionamiento cardiaco se realizan de la siguiente forma: ponemos las palmas de nuestras manos entrelazadas sobre el tórax del perro, en la zona donde el codo contacta con el tórax. Con los brazos extendidos realizamos compresiones en la zona, como dejando caer nuestro cuerpo, sin doblar nuestros brazos.
Ahora hay que realizar la maniobra conjunta, tanto las respiraciones como las compresiones torácicas. ¿Con cuánta frecuencia realizamos cada una de ellas? En el caso de los gatos podemos hacer tres respiraciones cada diez compresiones torácicas.
Una vez que apreciamos que nuestro gato recupera el latido espontáneo de su corazón y que respira por sí solo ya podemos dejar de realizar la maniobra. Si pasado un tiempo prudencial, que podemos estimar en unos veinte minutos, no hay recuperación, debemos abandonar la maniobra pues sería muy raro que consiguiéramos recuperar ya a nuestro animal. Lo ideal sería que mientras hacemos esta maniobra se pudiese contactar con nuestro veterinario para que nos asesore y esté al tanto de nuestra llegada a la clínica para que sea allí donde se proceda a realizar una maniobra de resucitación avanzada si es el caso o, si hemos conseguido recuperar nosotros a nuestro gato, se le realice un estudio y quede en observación para ver su evolución y descartar posibles complicaciones.
Estas son situaciones difíciles para los dueños ya que, a veces, cuesta reaccionar cuando a nuestro gato le pasa algo así. Es importante mantener la calma y , si es con la ayuda de nuestro veterinario, mejor, pero si no es el caso, proceder nosotros con esta maniobra. Puede ser que nos de miedo romperle a nuestro perro alguna costilla o causarle algún daño interno al realizar estas maniobras pero, lo que sí es seguro, es que nuestro gato morirá si no nos ponemos manos a la obra.
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Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) y tuveterinario.info