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Urgencias en pequeños animales

   En esta serie de artículos queremos dar unas nociones sobre lo que podemos hacer en situaciones de urgencia en nuestros pequeños animales, las cuales pueden salvarles la vida, evitar complicaciones o disminuir la gravedad de las lesiones. En este artículo hablaremos sobre cómo actuar en caso de animales traumatizados por atropellos o caídas de gran altura.

   Muchos de nosotros nos habremos encontrado alguna vez con un caso de un animal, sobre todo perros o gatos, que han sido atropellados, se han caído de un balcón, han sido agredidos por otro animal e incluso por la mano de un «hombre».

   Aunque son situaciones estresantes y, en algunos casos, dramáticas, hay que mantener la cabeza fría pues de nuestro proceder puede derivar el éxito o fracaso de la recuperación del animal traumatizado.

   Cuando un perro o un gato sufren un atropello o una caída ( en el gato se conoce como síndrome del gato paracaidista) pueden sufrir una serie de lesiones tanto externas como internas, más o menos graves, pero que siempre requieren de su tratamiento oportuno. Así veremos heridas sangrantes; fracturas de algún miembro; problemas de parálisis; estados de semi o de incos¡nsciencia; etc.

   En primer lugar, si el animal no está inconsciente y sufre dolor, puede mostrarse agresivo y es preciso ponerle un bozal para evitar que nos muerda al intentar tocarlo. Debemos avisar lo antes posible a un veterinario y seguir sus instrucciones para poder desplazar al animal a una clínica para su rápida atención, poniendo al veterinario al corriente de cómo se encuentra el animal, causas del trauma ( atropello, pelea, etc.) y tiempo estimado de llegada a la clínica, con lo que el centro estará preparado para recibir al paciente y atenderlo con la premura que requiere el caso.

   Cuando un animal ha sido víctima de un atropello o de una caída desde una altura considerable es importante moverlo con mucha precaución para evitar agravar posibles lesiones en la columna vertebral ( tal y como se recomienda en las personas). Se debe colocar, si es posible, sobre una superficie lisa y rígida ( una tabla de madera) y fijarlo con vendas y esparadrapo) para evitar movimientos durante el traslado al centro veterinario. En el caso de fracturas en algún miembro, debemos intentar inmovilizarlo para evitar que las esquirlas óseas dañen más al tejido muscular que las rodea o que, incluso, provoquemos sin quererlo que una fractura cerrada se haga abierta y empeore el pronóstico del animal.

   Si el animal está inconsciente, debemos comprobar si hay pulso, si respira y si hay reflejos oculares ( desgraciadamente muchas veces creemos que el perro o el gato están inconscientes pero ya están muertos y, al contrario, creemos que están muertos cuando en realidad están inconscientes).

   Si hay una hemorragia activa, olvidemos eso de poner torniquetes que tanto se ve en las películas, pues hay que tener ciertos conocimientos para ello. Lo más importante es taponar la herida, si es posible con gasas y algodón, y presionar para intentar controlar la hemorragia.

   No debemos olvidar que en casos de caídas de grandes alturas y en atropellos, los animales pueden parecer externamente ilesos pero tienen graves lesiones internas que pueden acabar con su vida en muy poco tiempo por lo que, aunque el animal parezca que no ha sufrido ningún daño, debemos llevarlo a un centro veterinario para que se realice la exploración oportuna que descarte esos daños.

   En siguientes artículos ampliaremos este tema y expondremos nuevas situaciones de urgencia en la que la prontitud en la actuación de los propietarios será fundamental para salvar la vida de nuestros pequeños amigos.

   Manuel Olivares Martín ( Clínica Veterinaria OLIVARES)

 

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