Mi gato tiene alergia alimentaria.
Mi gato tiene alergia alimentaria. El problema de esta alergia no es exclusivo de los perros y también nuestros gatos pueden padecerla.
Mi gato tiene alergia alimentaria. La alergia alimentaria la podríamos definir como la enfermedad de la piel de nuestros gatos, que cursa con picor, aparte de otra sintomatología, que está mediada inmunológicamente y se debe a la presencia de ciertas sustancias, denominadas alergenos, en el alimento.
Es importante diferenciarla, al igual que hacíamos en el caso de los perros, de la intolerancia alimentaria, que son alteraciones que se producen en el gato como consecuencia de ciertos alimentos y que no están mediadas inmunológicamente sino que pueden deberse a sustancias que llevan los alimentos, toxinas, medicamentos, etc.
La alergia alimentaria se presenta en gatos de edades jóvenes, entre los seis meses y tres años de edad, lo que no excluye que pueda presentarse a otras edades. No va a influir la raza ni el sexo del animal y pueden presentarse, además del problema de picor, otras alteraciones a nivel digestivo ( vómitos y /o diarreas) o problemas oculares (conjuntivitis), problemas respiratorios ( cuadros asmáticos), etc.
¿Cómo podemos sospechar que nuestro gato padece este tipo de alergia? Vamos a notar que en nuestro gato, que es joven, aparece un cuadro de picor más o menos intenso que viene a localizarse sobre todo en la cabeza y cuello del animal, pero que puede afectarlo de forma generalizada. Junto al picor aparecerá un enrojecimiento de la piel, papulitas, zonas alopécicas, etc. Hay que tener en cuenta que, debido al picor, el gato se rasca y se lame las zonas que le pican y enseguida aparecen lesiones secundarias al rascado y lamido.
Además de los síntomas comentados, también puede presentarse en el gato amplias áreas de alopecia en abdomen ventral o lateral y en muslos. Esto se debe a que el gato se lame para rascarse y acaba rompiendo el pelo. A veces el dueño no ve al gato lamerse y viene a consulta debido a lo que piensa que es una excesiva caída de pelo o la aparición de calvas en su gato y todo se debe a un problema de alergia y lamido ( a escondidas del propietario).
Junto al problema de picor también pueden aparecer, tal y como decíamos más arriba, signos digestivos tales como falta de apetito, diarreas, vómitos, adelgazamiento, con una intensidad que varía dependiendo de cada animal. Otras veces aparecen síntomas respiratorios ( caso del asma felina).
Los gatos, debido al picor y al rascado, se pueden producir graves lesiones en la piel de cabeza y cuello, heridas que deben tratarse con prontitud y hay que recurrir a poner collares isabelinos para intentar evitar que se autolesionen más.
En cuanto llevamos al gato afectado a la clínica, el veterinario procede a realizar su examen general, a recoger todos los datos posibles (anamnesis) y a realizar las pertinentes pruebas que vayan descartando otras causas de picor ( parásitos como las pulgas, los otodectes, sarna, etc.), dermatofitosis, otras hipersensibilidades, etc.
Para diagnosticar la presencia de una alergia alimentaria en el gato se procede como ya comentamos en el caso de los perros. Se instaura una dieta de exclusión con proteinas noveles para el gato o con hidrolizados de proteinas y se mantiene esta dieta exclusiva durante un periodo de seis a ocho semanas. Al principio es posible que necesitemos ayudar a controlar el picor con mediacamentos tales como los corticoide4s, pero debemos retirarlos lo más pronto posible.
Si se controla el problema con la dieta tenemos dos opciones: o reintroducir la dieta anterior para ver si reaparece el problema alérgico y, si es así, volver a instaurar la dieta de exclusión y luego, recuperado el gato, ir probando a introducir las distintas proteinas para ver a cuál es alérgico nuestro gato para evitar que vaya en su dieta.
La otra opción es la de mantener al gato alimentado con las dietas hipoalergénicas que hay en el mercado de forma que, aunque no sepamos cuál es el alergeno causante del problema, nuestro gato estará libre de la enfermedad con este tipo de dietas. Normalmente es la opción que suele elegir la mayoría de propietarios pues es más cómoda y evita los estudios de reintroducción de las distintas proteínas.
Tal y como decíamos en el caso de los perros, aquí también puede ser necesario al principio el uso de medicamentos que ayuden a controlar el picor ( corticoides por ejemplo), intentando retirarlos lo más pronto posible. También podemos ayudar a controlar el problema con baños que ayuden a calmar el picor.
Más información sobre picor en nuestros animales
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Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) y de tuveterinario.info
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