Mi gato tiene una cardiomiopatía hipertrófica.
Mi gato tiene una cardiomiopatía hipertrófica. Esta es una de las enfermedades del corazón más frecuentes en nuestros gatos.
Mi gato tiene una cardiomiopatía hipertrófica. Junto con la cardiomiopatía dilatada y la restrictiva, esta es una de las patologías más frecuentes que afectan al corazón de nuestros gatos.
La cardiomiopatía hipertrófica consiste en una afectación del miocardio (músculo cardiaco) que afecta, sobre todo, al ventrículo izquierdo. Esta alteración provoca una hipertrofia de sus paredes aumentando su rigidez, lo que dificulta un buen funcionamiento del corazón a la hora de distenderse el ventrículo izquierdo durante la diástole. La evolución del proceso lleva a que aumente la presión atrial izquierda, lo que puede acabar desencadenando la aparición de una insuficiencia cardiaca congestiva. Junto con esto se produce una mala circulación coronaria, lo que origina procesos arrítmicos y también pueden presentarse cuadros de tipo tromboembólico.
¿Cómo podemos sospechar que nuestro gato padece esta enfermedad? Se ha visto que es una enfermedad que tiene un origen hereditario, aunque aún no están bien señalados los genes implicados en dicho proceso. Es una enfermedad que aparece en gatos con una media de edad situada entre los cinco y los siete años.
Como ya hemos comentado en las enfermedades del corazón que afectan a nuestros perros, en el caso de los gatos pueden darse también dos situaciones: por un lado puede ser que en una visita rutinaria a la clínica para cualquier vacuna, revisión o consulta, el veterinario detecte al auscultar a nuestro gato la presencia de una taquicardia, alguna arritmia, sonidos anómalos, etc. que le hagan sospechar la presencia de una enfermedad cardiaca.
En otras ocasiones es el dueño quien lleva el gato a la clínica debido a que ha notado alguna sintomatología en su gato. Así puede presentarse un estado deprimido o letárgico, disminución o ausencia de apetito, disnea ( que suele ser en forma de respiración rápida y muy superficial) y síncopes (desmayos). En los casos en los que se instaura un cuadro tromboembólico puede aparecer debilidad de las patas traseras o parálisis. En ocasiones lo único que se presenta es un cuadro de muerte súbita sin que el propietario haya notado antes ningún síntoma extraño.
Cuando el gato llega a la clínica se realiza un examen general, se ausculta ( ya pueden notarse aquí sonidos anómalos o sonidos apagados (efusión pericárdica), procesos arrítmicos y ruidos respiratorios (crepitaciones) si hay efusión pleural. Se procede a realizar estudios complementarios tales como la radiología, ecocardiografía y electrocardiografía que nos oriente el diagnóstico del proceso que padece nuestro gato.
Una vez diagnosticada esta enfermedad se procederá a instaurar el tratamiento pertinente intentando mejorar la función diastólica del corazón. Si hay una insuficiencia cardiaca congestiva descompensada es prioritaria su atención urgente para evitar la presentación de un edema agudo de pulmón. Esto requiere, a veces, el tratamiento hospitalario de nuestro gato hasta que se estabilice y luego continuar con un tratamiento ambulatorio.
En los casos en los que se presente un cuadro tromboembólico se requiere tratamiento específico para este problema y también se puede instaurar un tratamiento preventivo que evite su desarrollo.
Una vez estabilizado el gato debemos saber que va a requerir un seguimiento periódico para valorar la evolución de la enfermedad y estudiar si es preciso modificar dosis de algún medicamento, retirarlo o añadir alguno nuevo.
Más información sobre enfermedades del corazón en nuestros animales
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Manuel Olivares Martín, veterinario de la Clínica Veterinaria OLIVARES (Granada) y de tuveterinario.info
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