Esta enfermedad se da en perros de razas grandes y gigantes, en edad de crecimiento y se produce una alteración en la osificación que produce dolor en el hueso afectado, que suelen ser los huesos largos de los miembros, sobre todo el húmero y el fémur.
Aparece una cojera en una pata, que puede durar varias semanas y luego puede desaparecer espontáneamente y volver a aparecer en otra extremidad. Son procesos autolimitantes, lo que quiere decir que se van a resolver solos, aunque no podemos predecir cuánto tiempo va a durar el proceso. Lo que sí es cierto es que desaparece cuando el perro alcanza su desarrollo.
El diagnóstico de la enfermedad debe realizarlo un médico veterinario, quien apoyándose en la historia del animal ( raza, edad, sexo, peso, etc.), explorando la fuente del dolor y realizando un estudio radiográfico confirma el proceso e instaura el tratamiento pertinente.
El tratamiento NO CURA la enfermedad sino que trata la sintomatología, es decir, trata el dolor que tiene nuestro perro, que es la causa de que cojee. Así, se utilizarán antiinflamatorios no esteroideos durante las fases de mayor dolor y en esas fases también se recomienda que el perro no realice mucho ejercicio.
Manuel Olivares, veterinario de la Clínica OLIVARES y de tuveterinario.info/tuveterinario